
Aromaterapia de Lavanda: Relajando el Cuerpo y la Mente
La fragancia de la lavanda es inolvidable y se evoca fácilmente cuando cerramos los ojos. No es de extrañar, ya que esta flor es fuente de uno de los aceites esenciales más utilizados en el mundo, presente en multitud de productos de belleza y limpieza, como cremas, champús y suavizantes. Los antiguos romanos ya reconocieron la versatilidad de la lavanda, usándola para lavar ropa, bañarse y perfumar ambientes. También fueron los primeros en aprovechar las propiedades calmantes de la flor, que aún hoy se utilizan para controlar los síntomas del insomnio, el estrés y la ansiedad. Además, la lavanda es una aliada para proteger la ropa guardada, ya que sus propiedades ahuyentan a las polillas.
La lavanda es conocida por su esencia

La lavanda es una flor típica de la región que se extiende desde el sur de Europa hasta el norte de África, pasando por Arabia y Canarias. Prefiere climas frescos y es resistente incluso a las heladas ocasionales. Con las modernas técnicas de mejoramiento genético, hoy es posible cultivarlo en casi todo el país, incluso en regiones de clima tropical. Gracias a esta mejora aparecieron variedades de lavanda con flores blancas y azuladas, además de las clásicas violetas y moradas.
A pesar de ser una flor muy conocida, pocas personas saben que la lavanda se puede utilizar en la cocina. Si nunca has probado esta flor, puedes quitar los granos de polen y probar los pétalos, que tienen un sabor dulce y se pueden utilizar para aromatizar miel, vino, helados, vinagre y galletas. Al ser de la misma familia que el romero, la lavanda puede sustituirla en guisos y platos de carne, pero es importante usarla con moderación, ya que su olor es bastante fuerte y puede acabar contaminando toda la comida. Es importante eliminar los granos de polen, que son amargos y pueden causar alergias. Si cultivas tu propia lavanda, puedes estar seguro de que no hay pesticidas en la flor.
Las mejores formas de obtener plántulas de lavanda
La lavanda francesa es más común en Brasil que su prima inglesa (Lavandula angustifolia) y sus flores son de color lila grisáceo, con tallos cortos y follaje denso. Esta planta amante del sol tiene un mecanismo incorporado para detectar cuándo los días son más largos que las noches, y florece durante todo el verano. Para su cultivo se recomienda un suelo más arenoso, preparado con una mezcla de arena, tierra y compost orgánico. Una vez acostumbrada al lugar, la lavanda es resistente tanto a los períodos de sequía como a las heladas, lo que la hace especialmente adecuada para quienes viven en el sur del país y en las regiones montañosas.
Para que la planta se vea lo mejor posible, puede podar las flores tan pronto como se sequen, usar los pétalos para hacer bolsas perfumadas para la ropa y podar el follaje a principios de la primavera. Si quieres hacer plántulas, es importante recolectar las semillas o cortar esquejes de las puntas de las ramas más fuertes, nunca de la base de la planta, para evitar daños. Si tienes una casa con jardín, es posible crear un camino de lavanda por toda la fachada y, así, prescindir del uso de suavizantes a la hora de planchar la ropa.
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